A principios de 2021, mi espirulina y yo (Inés Carballo) con el proyecto de Aitana Espirulina fuimos seleccionadas por el programa EWA (Empowering Women in Agrifood) junto con otras nueve mujeres emprendedoras en el sector agroalimentario. EWA forma parte de EIT Food (The European Institute of Innovation&Technology) una iniciativa Europea para impulsar proyectos que revitalicen el sistema alimentario y que cumplan con los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Basándose en el emprendimiento, innovación, sostenibilidad e impacto social de cada proyecto. Todos muy interesantes y valiosos.
Tras 6 meses de trabajo gracias a los profesionales de EWA y Naked Innovations y de las sesiones de mentoría con Yolanda Díaz, tuve el enorme honor de ser elegida como ganadora del primer premio durante las jornadas de Foodture, en Barcelona. Saber que un jurado europeo especializado en startups biotecnológicas ha creído en mi proyecto y su potencial es algo muy especial. No siempre se obtiene un respaldo de este calibre y me siento muy afortunada.
Aitana Espirulina tiene unos objetivos muy claros: calidad, sostenibilidad y soberanía alimentaria. El modelo de microgranjas y la diversificación de productos son un verdadero desafío al sistema actual: el 95% de la espirulina que se consume en España viene de Asia o EEUU, con una huella de carbono muy grande y con una calidad y seguridad alimentarias muy dudosas. En cambio en Alicante se puede cultivar espirulina de la más alta calidad (no todas son iguales) creando a la vez riqueza y desarrollando el medio rural. Ese es el camino por el que hay que apostar para conseguir tener el futuro que tenemos y luchar contra el cambio climático y la crisis socioeconómica que está solo comenzando.
